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Witness The Beauty of Sound

by Hristina Milanova

 

DIETER RONTE

Críticos de Arte

La búsqueda de la verdad

Las obras de Hristina Milanova no es una representación visual de una teoría estética. La artista, sin embargo, no sigue ninguna pretensión política, ni abstracción absoluta. Las obras son secretos anclados en la artista y su voluntad artística. Por tanto, el diálogo con los cuadros y los objetos no es inmediato y directo, sino relativamente sencillo y duradero. La artista obliga prácticamente a establecer una relación, una especie de «contrato» estético, que el espectador sólo puede experimentar a través de su propia mirada, para obtener un gran enriquecimiento mental. El pensamiento de Milanova es múltiple, lo que tiene que ver tanto con su biografía como con su larga estancia en el cálido clima de Mallorca.
En el texto «Witness The Beauty of Sound» de la exposición en Gerhartd Braun Gallery (Palma, 2021) Milanova reflexiona:
Los cambios son inevitables, forman parte de la vida humana y de la evolución de la misma. Su naturaleza igual que la del universo simplemente tiende a perfeccionarse. 
Quizá a lo único que deberíamos poner atención primordial en la sociedad a día de hoy – en la humanidad – es a sanar nuestra inteligencia » enferma».
“… Dejar de crear mas divisiones y dar lugar al caos innecesario”.
Milanova reclama el cambio, la diversidad, nos desafía a enfrentarnos a los hechos y a nuestras propias experiencias que salen del corazón. «Abrámonos al pensamiento del corazón”.
Fuertes palabras de una artista en un momento en que la humanidad no encuentra respuestas a los problemas que se ha creado a sí misma, con el coronavirus o el cambio climático, y mucho menos la aplicación de los derechos humanos o incluso la abolición de las guerras.
La diversidad y la unidad de la naturaleza y el hombre se han perdido. El arte, tal y como lo ve Milanova, se enfrenta a un reto mayor que el habitual: encontrar nuevas respuestas desde dentro de sí mismo. Y éstas no salen sólo de la experiencia visual, sino del artista que se enfrenta a las exigencias con sus obras.
«Sólo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu propio corazón. Porque quien mira hacia afuera sueña y quien mira hacia dentro
despierta“.
Así H.Milanova cita al psiquiatra suizo y fundador de la psicología analítica Carl Gustav Jung al final del texto.
En cada una de las obras de la artista experimentamos este mundo óptico, desarrollado a partir de la persona, que en referencias ricas y polivalentes permite que el mundo del cuadro se convierta en una plataforma de acción. El mundo de Jung esta relacionado con el sueño, la visión, el corazón, el ver y el querer, al igual que en la obra de Milanova: los mandalas, el trabajo social con los niños, la riqueza del colorido, desde la Biblia hasta el romanticismo, pasando por las teorías del pensamiento del universo como el espacio que utilizan las personas, las estrellas, la cosmología, etc. El deseo de la artista por el arte está moldeado por su propia biografía y la complejidad de su vida en Europa Oriental y Occidental. Los colores están cuidadosamente colocados, se mezclan sin devorarse, no rodean formas fijas que darían lugar a una narrativa pesada. Se reflejan en referencias fotográficas o imágenes como el agua, el sueño, el cielo y la tierra. La belleza de las imágenes está anclada más allá de la proclamada belleza de la naturaleza. La belleza de las propias imágenes cubre una interpretación tradicional. Detrás de las superficies domina una complejidad intelectual del ser humano como artista hoy en día. H.Milanova no quiere seguir, sino ir más allá para mostrar un nuevo territorio. Sin embargo, esta complejidad es llevada por una escritura impregnada y común, independientemente de que se trate: la fotografía, el dibujo, blanco y negro o de color, la técnica, la imagen o la instalación, el objeto o el vídeo.
El arte y la vida se formulan como una unidad. Por tanto, cada nueva obra es al mismo tiempo una actualización biográfica. Harald Szeemann tituló estos procedimientos artísticos en su famosa exposición de 1969 en Berna: “When attitudes become Form. Transmisión de la diversidad de posibles interpretaciones de nuestro mundo en un diálogo estético”.
Sólo que Milanova se permite más libertad, ya que en primer lugar crea sólo para sí misma, para luego invitar al espectador a compartir la biografía con ella, con el fin de enriquecer a ambas partes. Las obras pueden leerse de muchas maneras diferentes, una infinidad de formas, por así decirlo, que siempre están evolucionando en la mente.
En 1962, Umberto Eco formuló las famosas palabras “opera aperta”- la obra de arte abierta que se completa de formas diferentes en la mente de los espectadores.
Las emociones reflejadas surgen así como un nivel visual, racional de la experiencia. Esta intromisión es casi provocadora, es decir, que despierta la curiosidad, en los sentidos de los demás y debe entenderse como una invitación sensual a un diálogo sin narrativa. Y, sin embargo, los potenciales de asimilación se producen a través del uso de videos que retratan realidades de una manera fuertemente marginada. La narración y el sentimiento aumentan su uso hasta apoyarse en los objetos para poder seguir pensando en paz. Las obras muestran cómo una vida utiliza la información visual y la experiencia personal como forma de expresión.
El arte no es sólo la prueba visual de la tesis sociocultural de un comisario, como demuestran la última Documenta o las colecciones de los museos. El arte sigue siendo un escenario de ideas y teorías, el arte es verdad óptica inmediata, el arte es verdad y aspiración al mismo tiempo. El arte es también la diversidad, la expresión de un individuo, la búsqueda de la propia verdad.
Sin embargo, la sencillez no es la simplicidad. En la obra de Milanova se revela como una fuerza compleja dirigida hacia el futuro, con referencias indirectas a posibles ejemplos en los que también se refleja la historia (el Renacimiento) y en los que se reconoce la libertad del arte.

DIETER RONTE

Palma de Mallorca,
Diciembre, A.D. 2021

Testigo de la belleza del sonido, es el título de la nueva exposición de Hristina Milanova y el inicio de una nueva etapa en la trayectoria artística de Hristina, después de tres años de trabajo e investigación. Y en sus propias palabras:
«Un viaje no lineal por la representación gráfico-plástica unida a mi pasión por la cosmología y la simbología de donde extraigo la geometría junto a la simetría dando lugar a la representación de los mándalas».
Un proceso de cambio tanto para Hristina Milanova como para la
 Galería Gerhardt Braun que inaugura con esta exposición un nuevo espacio. Testigo de la belleza del sonido es testigo de los cambios que estamos viviendo. Cambios, cambios, cambios, que nos hacen ver que somos energía conectada con los seres vivos y la naturaleza generando una información que pasa a la historia. La historia que está «viva» en conexión con el artista que capta esa energía y la transforma en arte. Es el momento de la creación. La creación con un doble significado como origen de la vida y de la obra artística. En el origen late el corazón entre – la vida y la muerte – el corazón latente origen de las obras de Hristina Milanova.
Porque Hristina Milanova se ha centrado en el estudio de la representación interior del ser humano, huyendo de los estereotipos impuestos por el abuso del cuerpo exterior banalizado por los media. El cuerpo ha dejado de ser un campo de batalla para convertirse en un campo de celebración de la vida. La vida conectada con la naturaleza y el universo, en un latir, en un pulso, en un corazón latente. El corazón que es un concepto con una larga tradición cultural, se encuentra en el lugar privilegiado como generador de las emociones, llegando hoy a perpetuarse esta idea, dándole la espalda a los conocimientos científicos que sitúan el cerebro como sede de las mismas. La imagen del cerebro no ha podido superar a la del corazón, el corazón llega a nuestros días con un gran poder metafórico fruto de una larga evolución histórica; desde la Biblia al romanticismo continuando hasta nuestros días. La propuesta de Hristina Milanova está en relación directa con esta herencia cultural, ya que el corazón tiene un lugar privilegiado en todas las culturas y por supuesto en la representación del arte contemporáneo que es comprensible para todos, ya que se dirige a la parte menos racional y al pensamiento pre-formal del ser humano. Hristina Milanova conecta con el universo mediante la representación artística de los mándalas. La repetición del ritmo del universo y la naturaleza en una estructura de diseños concéntricos que representan la composición fractal reiterativa y expansiva de la creación. Los mándalas y su estética visual que ha logrado mediante el uso del color. Los colores que predominan son el azul el blanco, el negro y el rosa combinados con la estructura repetitiva del corazón. Su observación dimensional nos transmite, sentimientos de expansión de alegría, unión, amor, felicidad que vuelven contemporáneo un uso artístico primitivo.

Es por este motivo la artista ha elegido una tela orgánica, que trata de forma personalizada con mezcla de tintes como base-estructural de su obra estableciéndose una analogía entre el material orgánico y el ser humano.
La tela de lienzo esta dotada de memoria, igual que la sangre, el corazón y las células.
La flexibilidad del corazón, lo vulnerable, lo mas humano, su ritmo constante que nos conecta con la vida y la muerte hace que se convierta en un símbolo de unidad entre las culturas, representada por instalación de varias obras con imágenes de niños de diferentes naciones como un símbolo de lo mas puro y frágil de nuestro planeta. La humanidad, la importancia de las generaciones siguientes y la preservación de lo esencial e importante para la evolución humana como especie. Es la conexión directa con nuestro espíritu, el espíritu es simplemente la denominación que los hombres le dan a la mas elevada concepción de la Infinita mente – viviente;
 La esencia real de la creación, tan superior a todo cuanto entendemos por mente y vida. La memoria se graba y deja su herencia, el ADN define quienes somos.
El orden fundamentalmente en la unidad e identidad que fundamenta su actuar como causa, es lo que produce los sucesivos movimientos en este mundo que constituyen el devenir que se materializa en la expresión espiritual y plástica de los mandalas que tienen una doble función; espiritual y estética como vemos en la exposición Testigo de la belleza del Sonido.

H.Milanova 05. 2021

 

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